Entonces, la estrategia más adecuada es generar expectativas acordes a lo esperado por el cliente y luego proporcionar una experiencia por encima de ello. Esto producirá un impacto positivo que promoverá la complacencia buscada.
Así, el camino a seguir es claro, no obstante, cuando se suele plantear esta cuestión a los clientes se encuentra con la creencia que a fin de lograr una mayor satisfacción se considera bajar el precio, ergo, se dispone de menos renta y esto los lleva a no poder invertir a fin de alcanzar la enunciada “complacencia”.
Recuerde que el precio no es la variable más importante para el cliente, es solo una de muchas que considera y tiene mayor relevancia cuanto menor impacto tengan los otros atributos. ¿Acaso Ud. compra solo lo más barato?
Los clientes compran en razón del precio menor pero en relación a los beneficios que obtienen. Es el precio más barato pero en términos relativos; es decir, que a iguales beneficios se elige el precio más bajo pero cuando estos son de importancia, el precio –cualquiera sea este- queda relegado en función del valor que el cliente le da a lo que busca realmente.
Una política de alta “satisfacción el cliente” no puede ni debe estar reñida con la obtención de rentabilidad por parte de la empresa. El beneficio económico es indispensable a fin de la continuidad de la empresa ya que de él provienen las inversiones futuras y cuando estas no existan la empresa perderá mercado y cerrará.
Considere que el verdadero capital de una empresa es su cartera de clientes, por ende, el objetivo debe ser una cartera de clientes “complacidos”
Analice su cartera y verá el camino que le queda por recorrer.
No se olvide que el futuro de su empresa y el suyo dependen del grado de “satisfacción de su cliente”; todo aquello que no se vincule a lograr este lo esta alejando del éxito.
No hay comentarios:
Publicar un comentario